Murió, por fin.
Jordán entró desolado a la que antes había sido la habitación de su mujer. El
suelo de mármol producía un repiqueteo cada vez que Jordán lo pisaba. Se paró
en medio de la habitación y la observó de lado a lado. Estaba fría y vacía,
como si le faltara algo. Y, en cierto modo, así era. Alicia faltaba. Tanto en
la habitación como en el corazón de Jordán. Una lágrima se deslizó por su
mejilla pero rápidamente se la limpió con la manga de la camisa y luchó por no
derrumbarse.
Huiría. Huiría
lejos. Lejos de esa casa. Lejos de los recuerdos. Empezó a recoger sus cosas. Y
a poner las de Alicia en la cama. Demasiados recuerdos. La sola idea de tener
que deshacerse de las cosas de Alicia le producía escalofríos, pero decidió no
pensar en eso ahora.
Abrió el cajón de
la mesilla de noche de Alicia y encontró algo que nunca hubiera imaginado
encontrarse: un bote pequeño de pastillas escondido al fondo del cajón. No
entendía lo que era hasta que encontró una carta de Alicia. La leyó y lo
comprendió todo.
Alicia había
estado tomando pastillas para suicidarse. En la carta decía que pensaba que
Jordán no la quería y que la sola idea de saber que viviría el resto de sus
días con alguien que no la amaba le resultaba demasiado dolorosa. Decidió que
si ella moría, Jordán sería libre de encontrar a alguien que de verdad quisiera
y amara.
Cuando Jordán dejó
de leer la carta, la dejó caer al suelo. Enterró su cara en sus manos y, por
primera vez desde que conoció a Alicia, dejó de ser fuerte y frío y se
convirtió en un hombre débil y vulnerable. Lloró. Lloró por él. Lloró por
Alicia. Se arrepintió de no haberle dicho a Alicia cuánto la amaba. Y deseó
volver a tener a ese ángel rubio a su lado.
Sandra
E.
Murió, por fin. La sirvienta recogía sus aposentos con
una lágrima en cada recuerdo mientras Jordán no mostraba ningún sentimiento.
Simplemente miraba y contemplaba a su amada ya inconsciente y fría, y ahí lo
comprendió, esa frialdad es lo que la mató esa frialdad de escaso amor en su
alma y se mostró como el asesino que era frente ella.
Sara L.
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