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Sapere Aude´s Bilingual

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Welcome to Sapere Aude´s Bilingual Department Blog. The blog for those who love English and enjoy learning not only the language but also about the culture and society of English speaking countries.


Here you will find articles, students´contributions, sections about sayings, useful vocabulary, riddles,… . If you are a student at Sapere Aude, I hope you will enjoy the blog and find an opportunity to learn and have fun with English, and if you are a parent that perhaps wants to brush up on your English, I hope you´ve found the right place to do it.

Carlos Hernández






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20 may 2013

Changing the ending, keeping the spirit

This time, our bilingual students have reinvented the ending of a beautifully written short story by Horacio Quiroga entitled "El almohadón de plumas". You can admire the great results right here.


Murió, por fin. Jordán entró desolado a la que antes había sido la habitación de su mujer. El suelo de mármol producía un repiqueteo cada vez que Jordán lo pisaba. Se paró en medio de la habitación y la observó de lado a lado. Estaba fría y vacía, como si le faltara algo. Y, en cierto modo, así era. Alicia faltaba. Tanto en la habitación como en el corazón de Jordán. Una lágrima se deslizó por su mejilla pero rápidamente se la limpió con la manga de la camisa y luchó por no derrumbarse.
Huiría. Huiría lejos. Lejos de esa casa. Lejos de los recuerdos. Empezó a recoger sus cosas. Y a poner las de Alicia en la cama. Demasiados recuerdos. La sola idea de tener que deshacerse de las cosas de Alicia le producía escalofríos, pero decidió no pensar en eso ahora.
Abrió el cajón de la mesilla de noche de Alicia y encontró algo que nunca hubiera imaginado encontrarse: un bote pequeño de pastillas escondido al fondo del cajón. No entendía lo que era hasta que encontró una carta de Alicia. La leyó y lo comprendió todo.
Alicia había estado tomando pastillas para suicidarse. En la carta decía que pensaba que Jordán no la quería y que la sola idea de saber que viviría el resto de sus días con alguien que no la amaba le resultaba demasiado dolorosa. Decidió que si ella moría, Jordán sería libre de encontrar a alguien que de verdad quisiera y amara.
Cuando Jordán dejó de leer la carta, la dejó caer al suelo. Enterró su cara en sus manos y, por primera vez desde que conoció a Alicia, dejó de ser fuerte y frío y se convirtió en un hombre débil y vulnerable. Lloró. Lloró por él. Lloró por Alicia. Se arrepintió de no haberle dicho a Alicia cuánto la amaba. Y deseó volver a tener a ese ángel rubio a su lado.
                                                                        Sandra E.


Murió, por fin. La sirvienta recogía sus aposentos con una lágrima en cada recuerdo mientras Jordán no mostraba ningún sentimiento. Simplemente miraba y contemplaba a su amada ya inconsciente y fría, y ahí lo comprendió, esa frialdad es lo que la mató esa frialdad de escaso amor en su alma y se mostró como el asesino que era frente ella.
                                                                                                             Sara L. 

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